lunes, 28 de noviembre de 2011

Los atomistas: Leucipo de Mileto y Demócrito de Abdera

LOS ATOMISTAS: LEUCIPO DE MILETO Y DEMÓCRITO DE ABDERA
por
Peredur

El escaso número de referencias sobre la vida de Leucipo nos impide afirmar con seguridad cuál fue su patria originaria. Tal es la oscuridad que rodea su figura que algunos pensadores posteriores, como Epicuro, dudaron de su existencia. Sí podemos decir, sin embargo, que él fue el inventor del atomismo y que, además, era de mayor edad que Demócrito, su principal seguidor. Sea como fuere, ambos desarrollaron su actividad intelectual durante la segunda mitad del siglo V a.C., y a ambos, indistintamente, nos remitiremos cuando hablemos de las características del atomismo.

El mejor modo de exponer el atomismo de Leucipo y Demócrito es compararlo con el pluralismo de Anaxágoras.

De las semillas infinitamente divisibles de Anaxágoras a los átomos indivisibles de Leucipo y Demócrito.

Si Anaxágoras propugnaba como elemento último de la realidad una pluralidad infinita de semillas infinitamente divisibles y diferentes entre sí en función del predominio de uno u otro de sus componentes, los atomistas, en cambio, consideran que el fundamento de la realidad consiste en una pluralidad infinita de corpúsculos indivisibles (átomos) tan sólo diferentes entre sí por razón de su forma, tamaño y posición.

Sin vacío no puede haber movimiento ni pluralidad.

Si Empédocles y Anaxágoras, influidos por la doctrina de Parménides, habían descartado el vacío para sus sistemas pluralistas, pues consideraban a éste inexistente e inconcebible, los atomistas, en cambio, van a hacer de la existencia del vacío un elemento absolutamente necesario e imprescindible para todo pluralismo. Sin vacío, consideran éstos, no podría darse la pluralidad, pues, en caso contrario, ¿qué separaría un cuerpo de otro? Pero tampoco existiría el movimiento, pues, en su desplazamiento, ¿qué espació ocuparían los cuerpos? Así, pues, para los atomistas el vacío debe concebirse como existente, pues sin él habría que negar tanto la pluralidad como el movimiento que constatan lo sentidos.

El movimiento azaroso de los átomos y la formación del kósmos.

Es de destacar que los atomistas no hagan uso de contenidos teleológicos en su cosmogonía a la manera del Noûs de Anaxágoras. En efecto, para Leucipo y Demócrito los átomos se mueven por naturaleza de manera errática y azarosa, colisionando unos con otros y provocando con ello, a partir de factores puramente cuantitativos, la formación o separación de aquello que nos constatan los sentidos.

Textos 
«Éstos [Leucipo, Demócrito y Epicuro] decían que los primeros principios eran infinitos en número y creían que eran átomos indivisibles e impasibles debido a su naturaleza compacta y su carencia de vacío; afirmaban que su divisibilidad les venía del vacío existente en los cuerpos compuestos»; [Simplicio, De caelo, 242, 18].
«Pero Leucipo creyó tener argumentos concordantes con la percepción sensorial y que no hacen desaparecer el nacimiento, la destrucción, el movimiento o la pluralidad de los entes. Concuerda con las apariencias en este aspecto, pero a los que sostienen la unidad les concede que no habría movimiento sin vacío y que el vacío es no-ser y que ninguna parte de lo que es es no-ser, porque lo que es en sentido estricto está completamente lleno. Pero un ser así, dice, no es uno; hay un número infinito y son invisibles a causa de la pequeñez de sus partículas. Se mueven en el vacío (pues el vacío existe) y cuando se juntan, originan la llegada al ser y, cuando se separan, causan la destrucción»; [Aristóteles, De generatione et corruptione, 325 a 2].
«[...] estos átomos se mueven en el vacío infinito, separados unos de otros y diferentes entre sí en figura, tamaño, posición y orden; al encontrarse unos con otros colisionan y  algunos son expulsados mediante sacudidas al azar en cualquier dirección, mientras que otros, entrelazándose mutuamente en consonancia con la congruencia de sus figuras, tamaños, posiciones y ordenamientos, se mantienen unidos y así originan el nacimiento de los cuerpos compuestos»; [Simplicio, De caelo, 242, 21].
El atomismo de Leucipo y demócrito

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